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Jorge Guillén o El paraíso, no su sombra (página 2)




Enviado por Daniel Nahum



Partes: 1, 2

La unidad semántica del poema se manifiesta en la
composición binaria de contigüidad recíproca
vida / obra, signos que ya
aparecen en la primera estrofa. La reciprocidad de la
relación vida/obra adquiere un estatuto dependiente del yo
más íntimo: mi obra, mi vida. Luego
desaparece el posesivo, para convertirse el objeto en un objeto
de posesión universal, de todos lo lectores. Ya no
será mi obra sino la obra.

Las recurrencias sémicas del signo vida,
le otorga coherencia y unidad semántica al poema y a pesar
de que no vuelve a aparecer el signo, las recurrencias establecen
la constante: supervivencia, responder al sol con nuevo
aliento, dure yo más.
No obstante, como la vida es
contigua a la obra y viceversa, en un vaivén
dialéctico (porque la obra tomada, tomada segmentariamente
sucede a la vida, vista también en forma fragmentaria, y
ésta a su vez, sucede a la obra, entendida como resultado
de una experiencia vital, intelectual y estética –sin importar lo real o
imaginario de esa experiencia-, y así sucesivamente), hay
un límite. Hay un límite para cada uno de los
elementos de la estructura
binaria: el límite de la obra es la obra completa, como se
titula el poema, porque con más versos se
alzaría obesa
, dice el poeta con un registro cologial
de expresión, recurso estilístico muy utilizado por
Guillén. La firmeza está en el límite
(límite necesario nos defina), en no desbordar la
obra con palabras que no fueron planificadas. Pero hay un
límite más riesgoso: es atroz que el minero
muera en mina
. Si la muerte
sorprende al poeta en medio de su labor quedará en la
oscuridad de la mina, como oposición a
Acompáñame la luz que abarque
trigo.

Guillén fue superviviente por muchos
años más de la fecha de conclusión y
publicación de Aire nuestro, y continuó
respondiendo al sol con nuevo aliento, al punto que publica dos
volúmenes más de poemas que se
titulan Y otros poemas, editados en conjunto en 1973,
divido también en cinco secciones, cuya tercera y quinta
parte son donde se alcanza la mayor firmeza expresiva del
libro. Por
ejemplo, en la sección Al margen de "Aire
nuestro
", se lee en el poema también titulado Obra
completa
:

¡Inagotable vida! No hay summa que la
encierre.

No concluye el poeta de reunir palabras

Jamás sobre el papel ávido con sus
blancos.

Obra acabada si no se detuviese,

Fuerza mayor-
la mano que traza aún más signos.

La finitud pensada, la necesidad del límite con
sus líneas y aristas que recuerdan la etapa más
geométrica de la pintura
cubista no pudo ser: la mano traza aún más
signos.

Poeta de destacada longevidad y profunda
actividad intelectual hasta los últimos años de su
vida, Guillén publica en el final de su tiempo vital,
en el año ’82, a los noventa años, el
volumen
Final. Este libro es la continuación de la
última sección de Y otros poemas, titulada
Despedidas, en la que, citando a Borges, escribe:
uno llega a cierta edad / y vive despidiéndose.
Despidiéndose, esencialmente, de la vida., siendo
consciente de la etapa en la que se encuentra, se lee un poema
que puede entenderse como un pretexto de Final:

Esta limitación que, silenciosa

Nos reduce su círculo y se impone

Como el menos cruel de los finales,

Esta conciencia del
final…Los días,

Oscuros o radiantes, nos sitúan

Como un espectador, actor a veces,

Junto a los ríos que nos enamoran.

En Cántico se leen dos versos finales de
dos sonetos que sintetizan la concepción
filosófico-estética que sustenta la producción poética de
Guillén:

Todo lo inventa el rayo de la aurora

y

Hacia una luz mis penas se consumen

Desde estas penas disueltas por un desborde presencial
de la luz en el primer libro hasta el silencio impuesto por la
muerte, que es
el más terrible fin para el que siente la necesidad de
expresarse, y que, sin embargo es visto como el menos cruel de
los finales
, en el último libro de poemas, se
desarrolla, en mayor o menor grado, una poética que
contiene dos de los elementos más destacados del pensamiento
moderno, que, como se vuelve evidente, se mantiene aún
cuando el proyecto moderno
comienza su decadencia y se consolida bajo un rótulo
abarcador de varias tendencias tanto filosóficas como
estéticas, particularmente: posmodernidad:
ellos son: confianza definitiva en la racionalidad y absoluto
optimismo en la humanización del ser humano. Por esta
razón he titulado el presente panorama El
paraíso, no su sombra
. El lector de la poesía
de Guillén se inunda de luz, de presencia, de objetos, de
gozo por la existencia, siendo la cara opuesta del verso del
poema Entrada, de Rafael Alberti:

¿Adónde el paraíso, Sombra,
tú que has estado
?

o del título del libro de Vicente Aleixandre,
Sombra del Paraíso. El universo
ficcional creado por Guillén hace que el hombre se
encuentre en medio de la creación. La captación de
la realidad es objetiva y ordenada; el poema Las doce en el
reloj
termina con estos versos:

Era yo

Centro de aquel instante

De tanto alrededor,

Quien lo veía todo

Completo para un dios.

Dije: Todo, completo.

Las doce en el reloj!

Un trabajo de
intertextualidad sobre los trabajos poéticos de
Guillén y Valéry indicar el vínculo de este
poema con el tercer verso de Le cimetière
marin:

Midi le juste y compose de flux

pero no es objeto del presente.

Cántico es la exaltación del acto
de existir y de crear, porque más que la vida o lo creado,
importa el acto de vivir y el acto de crear. Se pondera la
concreción de un poema como resultado de una
poética planificada, elaborada. Importa, pues, el
artefacto (arte-facto) y el
acto mismo de escribir, de concretar en imágenes
singulares y novedosas un mundo de objetos a través de un
discurso
sustantivado. Guillén expone la poética de la
razón que nos recuerda permanentemente a la
filosofía presocrática, aún más que
la existencialista.

La preferencia por la filosofía
presocrácrita que se aprecia en el discurso poético
de Jorge Guillén, sobre todo por la filosofía de
Heráclito, tiene, nuevamente,
vinculación ideológica y por lo tanto textual, con
el poema de Valéry mencionado. Se recordará la
estrofa que comienza:

Zénon! Cruel Zénon! Zénon
d’Elée!

La visión de la instantaneidad y el segmentarismo
de la realidad que tenían Heráclito y Zenón,
puede parecer un influjo sorprendente en la poesía de
Guillén si se tiene en cuenta que la exaltación
vital referida puede entenderse como estática,
permanente y atemporal, mítica, si se quiere.
Piénsese en el subtítulo del tercer
Cántico, el de 1945: Fe de vida; no es nada
menos que una certificación de vida dada por una autoridad
competente, un expediente burocrático, en este caso dado
por el poeta. Se puede suponer, entonces, que en la esfera con
que Parménides representaba la perfección universal
radicaba su mayor influencia, sobre todo por la estructura
circular que tienen muchos poemas. Sin embargo, en
Cántico, que ya contiene la temática
desarrollada en Clamor, y por lo tanto, lo anticipa, se
puede ver las cosas y a los seres en su justo tiempo, rodeados de
circunstancias, desbordados de instantaneidad, a pesar de que en
un poema escribe: tan plenario/ siempre me aguarda el
mundo,
es el poeta y las cosas quienes hacen que esa plenitud
sea permutable aunque siempre plenaria. En el soneto Ars
vivendi
se lee:

Pasa el tiempo y suspiro porque pasa

y más adelante, al finalizar en el
terceto:

Estas horas no son las postrimeras

Y mientras haya vida por delante

Serán mis sucesiones de
viviente.

La referencia a Francisco de Quevedo no puede ser
más evidente. La batalla ganada por lo momentáneo y
por lo sucesivo frente a la inmovilidad aparece en varios poemas
de los que destaco Los efímeros y el soneto
Muerte a lo lejos, en el cual se vela y modifica un viejo
tópico revitalizado en el Renacimiento y
el Barroco: el
carpe diem. En Guillén, éste es el goce por
la vida creativa, por la productividad
poética y no sólo el goce de la vida misma. En el
primero de los poemas referidos se lee:

¿Qué somos sino gotas de un
océano

Siempre de sí diverso?

y en el segundo, los cuartetos dicen:

Je soutenais l’eclat de la mort toute
pure

Valéry.

Alguna vez me angustia una certeza,

Y ante mí se estremece mi
futuro.

Acechándolo está de pronto un
muro

Del arrabal final en que tropieza

La luz del campo. ¿Mas, habrá
tristeza

Si la desnuda el sol? No, no
hay apuro

Todavía. Lo urgente es el
maduro

Fruto. La mano ya lo descorteza.

El movimiento
temático del tópico se basa en gozar por producir
poemas. La creación poemática es lo urgente pues
debe concluirse antes de que la mano sin afán se
tienda.

Otro elemento que sugiere la preferencia
filosófica heraclitiana sobre los opuestos como
integradores de un mundo total es el estatuto poético que
confiere Guillén a su poesía: la afirmatividad. La
operación lógica
"negación" es excluida del centro temático
guilleneano, pero está connotada en forma de
exclusión por antítesis. Por
ejemplo, escribe: El horizonte entreabre sus pestañas /
Y empieza a ver.
El acto de entreabrir y la perífrasis
"empieza a ver" ubica en el tiempo la acción.
Es decir, hay, necesariamente, un antes. Antes del amanecer
metaforizado existía la noche y la ceguera. La
afirmación en el universo del
discurso desaloja la posibilidad de la no existencia y bien puede
comprenderse la afirmatividad de Guillén como una firme
negación a la negación dominante en la
poesía, históricamente comprendida: serán
mis sucesiones de viviente,
escribe, en vez de he quedado
/ presentes sucesiones de difunto.
Como pocos, Guillén
es un poeta que celebra la vida en forma
incondicional-

Los libros Y
otros poemas
y Final contienen las mismas
características estilísticas y discursivas que los
anteriores: sustantivación, objetividad (el mundo creado
es un mundo de objetos), intelectualismo, exclusión de la
emoción (búsqueda de resortes intelectuales
y cerebrales y no sentimentales en el proceso de
composición que deviene en un proceso concurrente de
lectura,
descripción y presencia de la naturaleza,
etc., desarrolando lo que hacia el final de
Cántico, y en especial en Maremágnum
y en A la altura de las circunstancias ya se aprecia como
un tema recurrente: el compromiso social. La defensa de valores
éticos ocupa casi toda la extensión de Y otros
poemas
. En el poema En estos años de tormenta
se lee:

No tengáis miedo. No es el fin del
mundo.

Los hombres son aún
preliminares.

Las bombas son piezas
neolíticas.

No existe nunca Régimen

Sin sus asesinos aplaudidos

Somos un torpe esbozo de la
galaxia.

No tengáis miedo. No es el fin del
mundo.

El primer y último verso son la
escrituración parentética de un manifiesto que
tienen como función
definir: los hombres son…, las bombas son…, somos…y en el
medio de las definiciones una aseveración
categórica: no existe nunca régimen… Con respecto
a los gobiernos dictatoriales, que son para Guillén la
negación más absoluta de la razón, y por lo
tanto, lo más antihumano que pueda producir el hombre, en el
libro Final, en un apartado titulado Dramatis personae, en la
sección Fuerza bruta, (título de
significación evidente), Guillén dedica un espacio
de doce poemas a criticar duramente la dictadura
chilena y su capacidad de disolver la vida. La moderación
que caracteriza el tono poético guilleneano llega a
desarticularse. El sujeto lírico se manifiesta
definitivamente indignado. Una dictadura constituye el regreso a
la fuerza bruta, lo que se opone al espíritu de
convivencia civilizada y contemplación maravillada de la
existencia que propone el poeta:

La vida tiende a trascender la vida:

La creación es eso

Atroz llegada al punto de partida.

Exacto retroceso

BIBLIOGRAFÍA:

Alonso, Dámaso; Poetas españoles
contemporáneos,
Ed. Gredos, Madrid,
1978

Bobes Naves, María del Carmen; Comentarios de textos
literarios
, Ed. Universidad de
Oviedo, Madrid,1978

Casalduero, Joaquín; "Cántico" de Jorge
Guillén y "Aire nuestro",
Ed. Gredos, Madrid,
1974

Debicki, Andrew; Estudios sobre poesía
española contemporánea,
Ed. Gredos, Madrid,
1968

Debicki, Andrew; La poesía de Jorge
Guillén
, Ed. Gredos, Madrid,1973

Guillén, Jorge; Cántico, Ed. Seix Barral,
Barcelona 1984, vol. I y II

Guillén, Jorge; Lenguaje y poesía, Ed.
Alianza, 2da. Ed., Madrid, 1972

Guillén, Jorge; Selección de poemas, Ed.
Gredos, 3era. Ed., Madrid, 1979

Guillén, Jorge; Y otros poemas, Muchnik
Editores, Buenos Aires,
1973

 

Prof. Daniel Nahum

(Montevideo, Uruguay, 1962)
Profesor de
Literatura,
Profesor del Instituto de Profesores "Artigas" en las asignaturas
"Lingüística" y "Teoría
Literaria". Ha publicado libros de poemas, ensayos y
trabajos de teoría literaria y semiótica.

Montevideo, Junio 2007.-

Partes: 1, 2
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